El pescado es un elemento que no debe faltar en ninguna dieta equilibrada debido a la importante cantidad de nutrientes que puede aportarnos, como proteínas, calcio o ácidos grasos beneficiosos para la salud.

El camino al éxito a la hora de preparar un buen pescado empieza en el momento de su compra. Debemos adquirir pescado fresco. ¿Cómo distinguirlo? Pues es fácil. Como es obvio no debe desprender fuerte olor. Fíjate en que la piel y los ojos sean brillantes y que las agallas estén rosadas.

Otro aspecto fundamental es el uso de un cuchillo bien afilado para preparar el pescado. Normalmente puedes solicitar en la pescadería que te lo den ya listo para ser cocinado, pero en caso de tener un pescado entero tendrás que empezar por retirar las escamas (en caso de que las tenga) raspándolo por ambos lados con un cuchillo o un descamador. Siempre en dirección desde la cola hacia la cabeza. Retira todas las aletas con unas tijeras. Acto seguido extrae las vísceras (y la cabeza si lo consideras oportuno).

Pásale un agua al pescado para dejarlo bien limpio. Si quieres filetearlo o quitarle las espinas es importante que sepas por dónde pasar el cuchillo para no desgarrarlo. Desliza el cuchillo por ambos lados del pescado guiándote por la espina, sin que el cuchillo sobre pase la parte de abajo.

También debes tener en cuenta que hay pescados como el bacalao que necesitan ser desalados antes de cocinarlos.

Por último, puedes hacerle unos cortes transversales para que absorba la sal o jugos que le pongas.