Tradicionalmente, la sal se ha utilizado para conservar los alimentos y evitar que se echaran a perder. También se ha empleado como aromatizante para muchos platos. Sin embargo, un exceso de sal puede ser perjudicial a la larga para tu salud. Por ello, te damos algunos consejos para reduzcas la sal de tus comidas sin que renuncies al sabor.

La sal y la pimienta son los dos condimentos principales que se suelen poner sobre la mesa. La sal es la más popular, y también la que está en el punto de mira, pues a menudo se suele consumir tres veces más de la cantidad diaria recomendada. La dosis diaria se sitúa en los 2400 miligramos aproximadamente, una cifra que se queda corta cuando es comparada con el consumo real.Aprende a comer con menos sal

El problema radica, muchas veces, en la cantidad de sal que incorporan los alimentos procesados. Aunque la mayoría de nosotros usamos este condimento para realzar al sabor de las comidas, muchos fabricantes siguen utilizando la sal por sus propiedades conservantes. De ahí que muchas comidas congeladas, alimentos procesados, enlatados y precocinados en general presenten un exceso de sodio. Incluso algunas comidas que se presentan como “saludables” pueden sobrepasar los niveles de sal diarios recomendados.

Para las personas con presión arterial alta, problemas renales, obesidad y enfermedades cardiacas, comer demasiada sal puede convertirse en un problema importante. La mejor manera de ajustar su consumo de sal a unos límites razonables suele ser reducirla o eliminarla completamente de la dieta. Pero esto no es nada fácil. Resulta mucho más eficaz reducir poco a poco su consumo y aprender a comer de manera saludable. Aquí tienes algunas pautas que te pueden ayudar a conseguirlo.

Evita los alimentos procesados. La mayor fuente de sal oculta se encuentra en este tipo de alimentos. Lee cuidadosamente las etiquetas para saber cuánta sal aportan y calcula la cantidad de sal que estás ingiriendo con cada porción. Quizá resulte mejor para tu salud que comas otra cosa.

Utilice alternativas bajas en sodio. Si te gusta la sopa o los guisos con salsa, prueba a hacerlos en casa y añádeles menos sal de la habitual. Si los compras ya hechos, decídete por la versión con menos sodio o rebaja el caldo con agua.

Incorpora otras especias en tus guisos. La sal y pimienta son sólo dos condimentos de los muchos que puedes utilizar en tus guisos. Atrévete con nuevos sabores, como el hinojo, el cardamomo, las semillas de mostaza, el comino o la cayena para estimular tus papilas gustativas y experimentar con nuevos sabores. Añadir zumo de limón a tus platos puede ayudarte también a reducir tu ingesta de sal al tiempo que mantienes los sabores.

Prueba con hierbas aromáticas. El cilantro, el eneldo y la menta pueden aportar nuevas sensaciones y potentes sabores para tu paladar. Las hierbas aromáticas potencian el sabor de las verduras y combinan muy bien con pasta y carnes.

Incluye el ajo en tus guisos. El ajo posee propiedades depurativas pero, además, es un gran aliado en la cocina. Acompaña muy bien todo tipo de platos y, guisado o frito, se digiere sin problemas.

Aprende a disfrutar del sabor de la comida. Si eres de las personas que camuflan el sabor de las comidas bajo una montaña de sal, no sabes lo que te estás perdiendo. Cuando reduzcas su consumo comenzarás a notar el verdadero sabor de los alimentos y dejarás de usar la sal para enmascararlo. La sal sirve para potenciar el sabor, no para ocultarlo.

Con estos consejos puedes disminuir tu consumo de sal al tiempo que disfrutas de los sabores de la comida. Tu salud y tu paladar te lo agradecerán, y seguro que tú te sientes mucho mejor.