Los perros se comunican mediante ladridos y aullidos. Hay casos en los que estos se vuelven excesivos o incontrolables, lo cual se convierte en un serio problema, sobre todo si afecta a los que le rodean. En este artículo trataremos de explicarte de manera breve y sencilla el por qué se pueden producir los ladridos y cómo evitar esa conducta.

Lo primero que hay que hacer es identificar qué es lo que está motivando los ladridos, ya que así podremos estar listos para actuar justo en el momento que se produzcan. Cada perro es un mundo, y aunque hay razas con mayor predisposición al ladrar, las causas principales suelen ser ansiedad, aburrimiento, miedo y defensa del territorio. Ellos no hacen más que comunicarse, pero con un buen adiestramiento podremos corregir este problema.

Cómo combatir los ladridosDebemos proporcionarle al perro formas de distracción que le evadan de esa necesidad de ladrar en determinadas situaciones. Algunas tan cotidianas como quedarse solos en casa cuando nos marchamos, o ladrar cuando suena el timbre de la puerta. En los casos de perros que acusen la soledad lo ideal es permitir que se integren lo máximo posible en el hogar, viviendo en el interior si es posible. Otra opción es la de adquirir un segundo perro de alguna raza muy tranquila (consulta con tu veterinario para saber que razas compatibilizan mejor con la de tu perro). Si nos vamos de casa y los dejamos solos también podemos dejarles algún juguete, e incluso algo de música, para que estén más entretenidos. Además si se trata de un perro inquieto siempre le vendrá bien hacer mucho ejercicio, con largos paseos que sin duda le ayudarán a estar más calmado.

Algo fundamental será premiarles cuando estén calmados (con una galletita, por ejemplo), y darles alguna orden corta, con firmeza y seriedad (pero a la vez con tranquilidad, sin elevar en exceso la voz) en el momento que ladren, como pueda ser un “NO”, “CALLA”, “CHSSS”. Puedes enseñarle el premio cuando está ladrando, pero sólo dáselo cuando haya obedecido la orden.

Más importante es si cabe no ceder cuando el perro ladra para conseguir un objetivo, como por ejemplo comida, un paseo, o simplemente reclamar atención. Jamás recurriremos a asustarles, golpearles o cerrarles la boca, ya que eso no haría más que agravar el problema. Céntrate en reforzar las actitudes positivas de tu perro, para que así repita esos comportamientos.