El ejercicio físico y una dieta baja en calorías son las herramientas más eficaces para la pérdida de peso, pero no para deshacerse con rapidez de la grasa localizada. Para librarse de las molestas acumulaciones de grasa que se producen en el abdomen, las caderas y las rodillas, entre otras zonas, algunos tratamientos como la cavitación antigrasa son cada vez más populares.

Técnica de adelgazamiento por cavitaciónLa cavitación antigrasa es una técnica basada en la aplicación sobre la piel de ultrasonidos de baja frecuencia. Estos ultrasonidos tienen la capacidad de provocar una ruptura en los adipocitos, las células que forman los tejidos grasos. Una vez que los adipocitos se han roto, los ácidos grasos se expulsan a través del sistema linfático y las vías urinarias, por lo que es fundamental beber, al menos, un litro y medio de agua antes y después de cada sesión para facilitar su eliminación.

La cavitación antigrasa está especialmente recomendada si tu objetivo es deshacerte rápidamente de la grasa localizada en ciertos lugares del cuerpo, ya que en cada sesión es posible reducir entre 1 y 2 cm de contorno en las zonas tratadas. Es importante tener claro que no se trata de un sistema para perder peso, sino para perder grasa. Muchas mujeres se lo aplican para reducir la grasa y el volumen en zonas problemáticas, como el abdomen, las cartucheras e incluso la papada después del embarazo o antes de algún acontecimiento importante.

La aplicación de ultrasonidos es indolora, pero puede producir ciertas molestias locales que tienden a desaparecer. La más frecuente es un calor intenso en la zona tratada e incluso enrojecimiento y picor al finalizar la sesión que tienden a desaparecer al cabo de unos minutos.

Lo más habitual es aplicar varias sesiones a una misma zona. El número de sesiones siempre dependerá de la zona a tratar y de la acumulación de grasa presente en ella. Dependiendo de estos factores, así será la intensidad y la frecuencia de las mismas.

A pesar de que en los últimos años la cavitación antigrasa se ha hecho muy popular al tratarse de un procedimiento no invasivo, de resultados similares a los de la liposucción y más económico que los tratamientos quirúrgicos convencionales, no está exenta de riesgos. Está contraindicada si se padece insuficiencia renal, insuficiencia hepática, colesterol alto, durante el embarazo y la lactancia y si se lleva un marcapasos o cualquier otro dispositivo electrónico. Asimismo, su aplicación ha de ser realizada por parte de profesionales cualificados; es fundamental extremar la precaución cuando se aplica cerca de órganos vitales, de la tiroides y de los ovarios, ya que la potencia de los ultrasonidos podría causar daños importantes.

Es importante recordar que, aunque la cavitación ha demostrado su eficacia para el tratamiento de la grasa localizada, no es un sustituto de unos hábitos de vida saludables. Una dieta equilibrada y el ejercicio físico diario te ayudarán a mantener los resultados que consigas con la cavitación.